Ciertamente nuestro sagrario necesitaba de unos bancos con reclinatorios que nos ayudaran a poder postrarnos ante el Señor de nuestras vidas y nuestra existencia. Como dice San Pablo, "ante el misterio, toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra". El hombre es más grande cuanto más pequeño se hace. Pues en la pequeñez nuestra de arrodillarnos reconocemos al único Señor de nuestras vidas: Jesucristo Sacramentado.
También les damos desde nuestro blog las gracias a los ángeles que nos han regalado estos bancos para nuestra parroquia.
También les damos desde nuestro blog las gracias a los ángeles que nos han regalado estos bancos para nuestra parroquia.